La película del día

Críticas de cine y cobertura de festivales

El rey león (The lion king, 1994)

  – ¿Qué?: el león Mufasa, rey de la selva, acaba de tener un hijo, Simba, su heredero. El envidioso y malvado hermano de Mufasa, Scar, siente un odio automático hacia su sobrino, que se interpone entre él y su ambición por el trono. Aprovechando la capacidad del pequeño Simba para hacer travesuras y meterse en líos, Scar trazará un elaborado y cruel plan para deshacerse de Mufasa y Simba, y convertirse en rey…

– ¿Cuándo?: Hace una semana, en lunes 2 de Enero

 – ¿Dónde?: en los Cines Lys de Valencia.

 – ¿Por qué?: desde que oí de su reestreno en cines en 3D para finales del (ya) pasado año, tenía ganas de revisionarla en pantalla grande, a pesar de que me la sé de memoria. Ya que fue una de las películas que más me impresionó en su día, hace 17 años, cuando la vi por primera vez en el cine.

– Merece la pena porque… es una de las grandes obras maestras que estrenó Disney en la década de los 90. Fue un éxito inesperado de taquilla, premios y crítica. Y digo inesperado porque el equipo que la realizó, comenzando por sus directores, Rob Minkoff y Roger Allens, ambos debutantes en este campo, era secundario, no estaba formado por quienes habitualmente realizaban los grandes clásicos de la compañía. Tal vez por eso “El rey león” sea distinta a todo lo que se hizo antes y después, es única y especial. Con la gran precisión que caracteriza a Disney, los dibujantes viajaron a África para así ver en vivo a los animales y también poder captar las luces y los colores del lugar. De este modo, la película se convierte en todo un festín de imágenes de diferentes tonos según la situación: luminosas al principio de la historia o cuando nos muestran la vida de Timón y Pumba, muy oscuras, en la segunda parte, o en momentos como el del cementerio del elefantes; o sobre todo, ese imaginativo momento de colores imposibles y mágicos que es el de la canción “I just can’t wait to be King (Yo voy a ser el rey león)”, (que es, además, el momentos más increíble en la nueva versión 3D). La animación es magnífica, los paisajes están representados de manera realista, mientras que los animales, aunque nunca dejan de serlo, son increíblemente expresivos. Mención especial merece la espléndida escena de la estampida, extremadamente complicada y dinámica, que mezcla dibujo con CGI. Al decir que el equipo que trabajó en “El rey león” no era el habitual, también podemos aplicarlo a la inolvidable banda sonora, que sigue en auge, especialmente gracias a su exitosa versión teatral. Con música de un inspiradísimo Hans Zimmer, que consigue temas muy emocionantes, y canciones de los maestros Elton John y Tim Rice (todos ganadores del Oscar), es uno de los mejores trabajos musicales de Disney. Canciones como “Hakuna Matata” han trascendido la película y forman parte de la vida cotidiana de mucha gente.

Ya he comentado alguna vez en este blog que Disney inauguró en los años 90 una etapa de películas más maduras y oscuras, enfrentando a los niños a situaciones duras y adultas. Creo que ya a estas alturas no digo ningún spoiler si afirmo que la muerte de Mufasa traumatizó a gran parte de mi generación. Y es que “El rey león” destaca por llegar a ser incluso trágica y shakesperiana.  Se basa, muy libremente, en “Hamlet” (el tío malvado que mata al rey, el padre que se aparece al hijo, e incluso le dice igualmente “remember…”, el hijo traumatizado que busca hacer justicia…), y no en cuento clásico, como la mayoría de sus predecesoras. Esta fórmula se fue desarrollando y perfeccionando en “Pocahontas” (1995), o “El jorobado de Notre-Dame (The Hunchback of Notre Dame, 1996)”, pero el problema de estas es que incluso llegaban a ser demasiado serias, demasiado adultas. El mérito de “El rey león” es saber complementar perfectamente la tragedia de lo que cuenta, con los momentos cómicos, sin que ni lo uno ni lo otro quede forzado, sino que se van complementando para crear un todo redondo. Las risas no son causada por los divertidos animalillos secundarios y sus situaciones (persecuciones, equívocos, etc…) como solía ocurrir antes, sino por las grandes frases de un guión inteligentísimo, con chistes que hacen reír tanto a niños como adultos (como ocurría también de “Aladdin” 1992), que, a decir verdad, casi siempre corren a cargo de esos dos grandes e inolvidables personajes que son Timón y Pumba. Otro ejemplo de ingenio del guión y de novedad: hacer protagonistas a dos personajes que no aparecen hasta la mitad del metraje, cuando parece que ya nos han presentado y conocemos a todos (algo parecido pasa con Rafiki, el cual sale antes pero no descubrimos la importancia que tiene hasta casi el final de la película).

Hablando de personajes, uno de los puntos fuertes de la película reside en la espectacular descripción de todos ellos, personajes cargados de ambigüedad, de miedos, de inseguridades… personajes realistas, animales que representan personas, que tienen sentimientos humanos. Destacan sobre todo, por supuesto, sobrino y tío. El pequeño Simba, totalmente indentificable con cualquier niño de esa edad, es travieso y curioso. Crece como un joven aparentemente despreocupado, pero que en el fondo tiene un interior muy turbio y muchos problemas sin resolver, los cuales acabarán volviendo a él y le obligarán a madurar, convertirse en adulto y aceptar sus responsabilidades. Un protagonista carismático que conecta con el público. En cuanto al malvado Scar, es un villano mítico, totalmente perverso pero con matices, está movido por los celos y la codicia, que le han corrompido por dentro. Es más inteligente que los demás (y ya se sabe que no hay nada peor que alguien malo y listo), y lo sabe, lo cual le permite llevar ventaja en sus planes. Pero aún así, muy cobarde y físicamente acomplejado, incluso veo algo de ambigüedad (ese bailecito que se marca en “Be prepared –Preparaos-”), por mucho que en la segunda parte le sacaran un hijo de quién sabe dónde, que nadie se termina de creer.

– El momento: el encuentro de Simba y Rafiki, cuando este último le hace recordar quién es y cuáles son sus obligaciones. Es el momento más “Hamlet”, digamos, de toda la película, con una música bellísima, y muy emotivo.

– La frase: “Oh yes, the past can hurt. But the way I see it, you can either run from it, or… learn from it”

– Conclusión: los años pasan por “El rey león”, como por todos; pero no hacen mella en ella, y, al igual que el buen vino, mejora con el tiempo. Porque si es totalmente disfrutable para los niños, viéndola con ojos de adulto, y además de crítica, he podido valorarla aún más si cabe. Y no pierde nada de su magia infantil, más bien gana en todos los aspectos. Me reí como la primera vez con sus inteligentísimos golpes de guión, me maravillé con su técnica y su banda sonora, y volví a emocionarme, e incluso a soltar alguna lágrima. El 3D no vale nada (como en el 99% de películas que se –re-estrenan con esta técnica) pero, ¿a quién le importa? Lo que realmente merece la pena es poder volver a ver este clásico en pantalla grande 17 años después, y volver a sentir esa emoción de cuando se es niño. Y ver cómo los niños de ahora también la disfrutan. Y saber, con casi total seguridad, que tus hijos también lo harán. En fin, es el ciclo de la vida.

 

3 comentarios el “El rey león (The lion king, 1994)

  1. Ramón
    9 enero, 2012

    Obra Maestra de Disney. A mi también me marcó cuado la vi en cine (nunca olvidaré las emociones que viví el día que fui acompañado por mis padres y mi hermana). Aún hoy día se me siguen poniendo los pelos de punta en muchas secuencias (la protagonizada por Mufasa y Simba a a la luz de las estrellas me encanta). Y si encima uno es amante de Shakespeare y tiene a «Hamlet» como la obra más grande jamás escrita esta todo dicho.

    Muy buen comentario, gracias por escribirlo y compartirlo con nosotros.

    Besos !!

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Esta entrada fue publicada en 9 enero, 2012 por en Cine de animación y etiquetada con , , , , , .