La película del día

Críticas de cine y cobertura de festivales

Like crazy (2011)

– ¿Qué?: Anna es una joven inglesa que estudia en la universidad de Los Ángeles. Allí conoce a Jacob, y ambos se enamoran inmediatamente. Todo parece perfecto en su relación, salvo porque en verano, cuando el curso acabe, el visado de Anna caducará y ella tendrá que volver a Inglaterra. Cuando el día llega, Anna decide quedarse con Jacob unos meses más. Tras volver a Inglaterra unos pocos días, se le prohíbe regresar a Estados Unidos debido a la infracción que ha cometido. A partir de entonces, Anna y Jacob lucharán por mantener su casi imposible relación a distancia…

-¿Cuándo?: El sábado por la noche.

-¿Dónde?: En mi casa.

– ¿Por qué?: Buscaba una película que ver y esta me llamó la atención por su argumento. Y cuando leí que se había llevado el Gran Premio del Jurado en la última edición de Sundance, todavía me atrajo más verla.

-Merece la pena porque… es una bonita historia de amor narrada de manera original y muy realista. El reconocido director independiente Drake Doremus (“Spooner” -2009-, “Douchebag” -2010-) lleva a buen puerto una historia autobiográfica que, si bien no es muy original, tampoco pretende nunca ser más de lo que es. Sigue la estela del género romántico (no cómico) con películas que intentan plasmar las relaciones de pareja sin idealizar el amor, como ocurre en “Two lovers” (2008), “Blue Valentine” (2010) o incluso “Beginners” (2010). “Like crazy” advierte de los peligros que un amor fuerte y repentino puede entrañar, como el hecho de no ser capaz de reconocer cuando termina dicho amor, y seguir intentando sacar adelante una relación por no reconocer que ya lleva mucho tiempo acabada. No hay más que ver ese final abierto, ambiguo, y también muy amargo. La película, rodada con cámara en mano, íntegramente con una réflex digital fotográfica Canon 7D, fue noticia por ser distribuida por una gran compañía, Paramount, la cual la compró por 4 millones de dólares, todo un hito para una película de este formato. Quizás se nota demasiado que está muy pensada para gustar en el ambiente “indie”, un género cinematográfico con unos patrones cada vez más claramente establecidos, que cualquiera puede coger y aplicar, pero que no parece que se tenga interés en traspasarlos. La música original de Dustin O’Halloran sigue la línea de sencillez de la película, con temas bellísimos de piano y cuerda, unidos a canciones como la que da forma y sentido a la historia, “Crazy love” de Paul Simon, así como otras de estilo electrónico o pop-rock alternativo.

En el guión no es tan importante lo que se dice, como las miradas de los protagonistas o la expresividad de las imágenes, que cuentan mucho más que las palabras. Además, a pesar de tener una historia de fondo, gran parte de los diálogos fueron improvisados por los protagonistas, de ahí esa sensación de fuerte realismo que transmiten. Los dos jóvenes protagonistas tienen mucha química y aportan gran naturalidad y frescura al relato, aunque es Felicity Jones la que ha acaparado la mayor atención de crítica y premios, tal vez porque su personaje es más cercano al espectador. Su pareja, el actor de origen ruso Anton Yelchin, tiene un personaje más frío y distante, y parece que siempre se deja llevar pero no toma las decisiones. Puede ser un problema que lo que se nos muestra de ambos es muy fragmentado, casi nada aparte de la relación que mantienen entre ellos, apenas les vemos vivir sus vidas por separado. Las elipsis temporales, aunque muy bien llevadas técnicamente, narrativamente provocan algunas lagunas que le restan profundidad a la historia. Aún así, los dos protagonistas se complementan perfectamente (toda la secuencia de la primera cita es estupenda) y es gracias a ellos que la película funciona tan bien. El resto de los personajes sirven para conducir la historia y en ellos se profundiza todavía menos. Destaca la presencia de la cada vez más en alza Jennifer Lawrence, aunque también Charlie Bewley, Alex Kingston, Oliver Muirhead o Finola Hughes.

– El momento: la película tiene muchos pequeños momentos muy poéticos, pero destacaría especialmente el del metro, un momento de elipsis que al principio es casi imperceptible, y el de la despedida y el paso del tiempo en el aeropuerto.

– La frase: «The things that we have with each other that… that I don’t have with any other person. With any other human being apart from you. We should be with each other»

– Conclusión: es de agradecer que el género romántico siga tratando desde hace unos años de tomarse en serio a sí mismo. “Like crazy” es una película pequeña y sencilla, que tiene sus principales virtudes en su honestidad y su falta de pretensiones, por lo menos no más allá de intentar convertirse en la (“gran”) película indie del año. Doremus sabe lo que gusta, y nos lo ofrece. No es una obra maestra, pero es muy agradable de ver.

Un comentario el “Like crazy (2011)

  1. roberto cano nigenda
    6 septiembre, 2017

    Existe un libro de la película?

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Esta entrada fue publicada en 25 marzo, 2012 por en Cine americano y etiquetada con , , , , .